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Hasta pronto, Susy

08 Feb

Teníamos 5 años de edad y nuestros padres nos pusieron en el mismo “nido”, teníamos una maestra que era como una madre para todos nosotros. Me llamaba la atención porque era una niña de piel  sumamente blanca, tenía los ojos azules y el pelo rubio, recogido hacia atrás y sostenido por una cinta roja, usaba un vestido rosado, muy corto, medias “cubanas” y zapatos blancos. Yo generalmente vestía pantalón corto azul con tirantes sobre una camisa blanca de manga corta, medias blancas y zapatos negros. Nos sentábamos juntos, ella siempre me daba sus cosas para que se las “cuide” mientras jugaba con los otros niños, yo no podía jugar porque le tenía que “cuidar” las cosas, yo tenía que compartir con ella mi pan con mermelada de tomate, pero no podía compartir su pan con mantequilla y queso. En otras palabras era su “punto”, ella podía hacer conmigo lo que le daba la santa gana. Tenía el genio fuerte.

En el patio del “nido” nos preparábamos para el desfile del 28 de Agosto, marchábamos con el “paso ganso”, el brazo izquierdo rígido y la mano derecha se balanceaba hasta el hombro izquierdo, al puro estilo “chile”. Para ese día, la recuerdo bella, vestida esta vez toda de blanco pero con un pequeño sombrerito y un ramo de buganvillas en las manos. Yo también vestía de blanco y llevaba en la mano derecha una pequeña banderita peruana hecha de papel cometa. Desfilamos uno al lado del otro, sentíamos los aplausos del público y creíamos que eran únicamente para nosotros dos. Al final nos reíamos juntos y nos tomábamos de la mano.

Un día “me revelé” y no quise cuidar sus cosas porque yo también quería jugar y eso bastó para que a ella le diera un “berrinche” y botó al piso sus cosas y las mías, incluso mi pan con mermelada de tomate y su pan con mantequilla y queso; la maestra no supo lo que ocurrió exactamente, pensó que se trataba de una “pelea” de párvulos de modo que nos castigó a los dos, a ella le puso mi mandil con mi nombre “Willy” y la sentó con otro grupo; a mí me puso su mandil que tenía bordado su nombre “Susy” y también me sentó con otro grupo de niños.

Así terminó el año de “nido”, separado de mi más querida amiga, la maestra no se dio cuenta, pero yo realmente quería a mi amiga.

Hoy día después de casi 60 años de habernos conocido, me entero que el 24 de diciembre pasado, había fallecido. Mi corazón ahora maduro destiló una lágrima. Hasta pronto querida  amiga.

 
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Publicado por en febrero 8, 2012 en General

 

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